"DE SEIS A OCHO" (Cuaderno Literario de La Tertulia Literaria de Guardamar)

miércoles, 29 de abril de 2015

"LA NIÑA DEL PRIMER VAGÓN", RELATO DE JUAN CALDERÓN MATADOR, MIEMBRO DE LA "TERTULIA LITERARIA DE GUARDAMAR" PUBLICADO EN EL PERIÓDICO GUARDAMAR DIGITAL (22-04-2015)


LA NIÑA DEL PRIMER VAGÓN                                         Juan Calderón Matador



           La niña del primer vagón llevaba el mar guardado en su mirada. Cada mañana, camino del colegio yo, con mis doce años recién estrenados y dos hilitos por piernas asomando bajo el pantalón corto, apenas me atrevía a mirarla; ella sin embargo, con la mujer amaneciendo ya bajo la blusa, parecía no sentir  timidez ante mi presencia y cada vez que levantaba los ojos me encontraba con los suyos, fijos en mi rostro de pánfilo, que así era como imaginaba que ella me vería.

           Merceditas, acompañada de su madre, subía al primer vagón del Metro en la parada de la Plaza de Roma;  mi tía Margarita y yo lo hacíamos una estación antes, en  Ventas. A fuerza de coincidir un día tras otro, las dos mujeres fueron cogiendo confianza y tan pronto como se veían comenzaban a charlar. Era entonces cuando nosotros iniciábamos el juego de miradas. Yo me adentraba en el oleaje de sus pupilas y no tardaba en verme convertido en bravo bucanero, surcando la ruta que llevaba directamente a su corazón. Merceditas, en la proa de su galeote, entregaba los rizos dorados de su cabello al capricho del viento y éste los hacía volar, como si fuesen banderas haciéndome señales de bienvenida. Luego me recibía en su camarote, tendida entre cojines adamascados y  la acariciaba suavemente, recorriendo las montañitas de su pecho con la yema de un dedo, o calculando las pulgadas de su cintura, tan breve que cabía entre mis dos manos. Pero entonces llegábamos a la estación de Sol, donde Merceditas y su madre hacían trasbordo, y mi fantasía se desmoronaba al verme reflejado en el cristal de la ventanilla con las mejillas rojas y mi  asqueroso acné. Era el peor momento del día. Ella se despedía –hasta mañana–, y yo nunca acertaba a contestarle, por eso me odiaba a mi mismo y pasaba el resto del tiempo sumido en su recuerdo. Al día siguiente la situación se repetía y volvía a fantasear, convirtiéndome en los más inverosímiles personajes para conquistarla.

           Una mañana, Merceditas abrió su cartera y extrajo un cucurucho de papel de estraza. Como si de una maga se tratase, introdujo, con mucha ceremonia, su mano en el interior y al sacarla, enredadas entre sus dedos aparecieron, rojas y apetitosas, las cerezas tempranas que había cogido para mí en la cocina de su casa. Lástima que aquel gesto, que me bañó en almíbar, viniese acompañado de una noticia tan de hiel y dolor: Aquella sería la última vez que mi amiga viajaría en la Línea Dos. Sus padres habían adquirido un piso muy lejos de allí, en el barrio de La Latina, y yo creí que la vida se me iría tras ella cuando bajó del tren y, con la mano, me dijo adiós desde el andén.

           Todo era noche en mi existencia, pero un buen día regresó el sol a través del teléfono. Al otro lado del auricular, Merceditas dijo que había pensado un plan para que nos pudiésemos seguir viendo. Desde entonces, cada domingo, cuando en casa pensaban que jugábamos en la calle, nos reuníamos en el andén de la estación La Latina. No era nada fácil conseguir las monedas necesarias para comprar el billete, mas nos privábamos de cualquier capricho para poder encontrarnos. Allí, viendo pasar trenes, jugamos por primera vez y durante mucho tiempo al juego más hermoso: el del amor.

           La vida, sin embargo, decidió por nosotros y puso entre nuestros sentimientos una distancia mucho mayor. El padre de Merceditas fue trasladado nuevamente, esta vez a una lejana isla, Palma de Mallorca. El día que me lo dijo fue el último que nos vimos, y al despedirnos me permitió darle el único beso que ha existido entre los dos.






miércoles, 22 de abril de 2015

"PRIMER TRASLADO", RELATO DE LEONARDA CAROCA FUENZALIDA DE LA TERTULIA LITERARIA DE GUARDAMAR, PUBLICADO EN "GUARDAMAR DIGITAL" EL RINCÓN LITERARIO (08-04-2015)

Publicado el 08-04-2015


PRIMER TRASLADO                                                          Leonarda Caroca Fuenzalida



Era una mañana de invierno y yo iba viajando en bus junto a mi madre. Ella temblaba, aunque la combinación de las piedras del camino y la escarcha con la vejez de los fierros  del vehículo también hacían lo suyo; iba nerviosa. Yo daba diente con diente; pero de frío.
Hacía días que la notaba diferente, agresiva; había una fuerza pugnando por estallar en cada uno de sus movimientos y eso me hería en la piel.  Otrora tan dulce, andaba ahora, rebuscando rabias por todos los rincones de la vida doméstica.  
Hasta que me  dijo:
-Chela, mañana me vas a acompañar a la ciudad. Voy a hablar  con el Jefe de tu padre.
Y, claro,  la acompañé. Era  su decisión, yo, una niña de siete años.
Nerviosa. Enarbolaba su cuarto embarazo y la rogativa de salvar a la familia. Salvarla  alejando a mi padre, enamorado  de una profesora del lugar ¿qué mejor solución, señor? cambiarnos todos para el Sur. “Mejoraría su conducta funcionaria”, alcancé a oír, sin entender qué sería eso.
Orden de traslado inmediato.
Viajando en un tren con locomotora de carbón,  vamos internándonos en un paisaje   cada vez más verde. Vemos los silenciosos ríos preñados de troncos flotando, atentos a la sola música de su nombre, Bio-Bio, detenernos en el centro mismo de la humedad frente a un cartel que decía, Antilhue. Milenarios troncos abatidos  por la sierra, el aserrín chorrea a borbotones.
Éramos los únicos pasajeros en el carro de primera clase, por eso no pudimos disfrutar de la fiesta que llevaban los viajeros de tercera. Desde  nuestro sitio se escuchaban las canciones y las risas, por eso,  al menor descuido de mi madre, corríamos a mirar.  Ellos iban con guitarra y todo, disfrutando del contenido de unos enormes canastos llenos de comida, con huevos duros  por lo menos para una semana, tomando café “con malicia”(aguardiente) por el camino, festejando con personas que  se encontraban por pura casualidad en el mismo tren. La locomotora atravesando un puente superaba cualquier fantasía: sonaba con todos los vagones encabritados, la bestia espantada por su propio ruido y el séquito del humo oloroso  a carbón.
El Sur era el progreso, se decía. O sea, llegamos al futuro: el tractor y no el arado  con bueyes, profusamente  ilustrado en  mi libro de lectura. El camión en vez de la carreta, el orden de las hileras de árboles y la lluvia torrencial .No el desorden de la naturaleza. Pero también los majestuosos ríos y los nostálgicos lagos. Parecía otro país. Un color  verde  profundo pintaba los árboles, el pasto. Había un viento cordillerano “quebrantahuesos”, y el cielo era un vidrio transparente.  Una manera distinta de afrontar la vida, gente hablando de otra forma. Cantadito. Guardando para sí las palabras que se cuelan entre dientes, como si pronunciar  claramente expusiera la boca, vitrificándola. O le pudiera entrar una esquirla de hielo  hasta las mismas entrañas y congelarlas.  
Cambió el paisaje. También el clima fuera de casa. Conocimos por primera vez a  la gente rubia que nos miraba desde arriba…venían de otras tierras.
El traslado hacia el sur nos había llevado a otro mundo; a nosotros, los niños, nos golpeó con la exigencia de aprender a vivir en otras latitudes y a disfrutar de la prueba. Pero ahí me di cuenta  de que  uno se traslada con todo su equipaje. Mis padres, igual, porque no hay olvido ni pérdida. Te vas con lo que la vida te ha puesto encima al primer paso fuera del mapa.
Me faltaba descubrir que no hay regreso.

domingo, 12 de abril de 2015

ASÍ FUE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "CUANDO DUERME GUARDAMAR", DE JUAN CALDERÓN MATADOR (09-04-2015)

El autor Juan Calderón Matador (Director y cofundador de la Tertulia Literaria de Guardamar)

Esther Zaragoza  (Concejala de Cultura) presentadora del acto


Javier Bueno escritor y cofundador de la Tertulia Literaria presentó el libro


 Texto de Presentación de Javier Bueno

   Hola; buenas tardes y bienvenidos. Muchas gracias por compartir estos momentos con nosotros. Deseo se sientan tan a gusto como yo mismo me siento frente a ustedes y junto a Esther y Juan.

   Presentar el libro de un amigo, al que conoces hace ya más de dos décadas, puede parecer fácil,  pero es complicado pues hay que tratar de ser objetivo, y resaltar los aspectos literarios sin dejarse llevar demasiado por los sentimientos y las vivencias compartidas.

   En primer lugar quiero hacer mención de los antecedentes guardamarencos que preceden a esta obra. Compartir, durante los dos últimos años,  la mitad  del calendario con  las gentes de Guardamar, ha trasformado de una manera importante nuestros sentimientos hacia esta tierra y sus pobladores. Llegar desde nuestro querido, pero  despersonalizado, contaminado, y ruidoso Madrid hasta los azules mediterráneos y las doradas arenas, jaspeadas de rojos atardeceres, pusieron paz a nuestro espíritu.

      Juan es el inspirador y cofundador, junto a mi modesta colaboración, de la Tertulia Literaria de Guardamar, circunstancia que nos ha permitido entrar en contacto con otros escritores afincados en la localidad guardamarenca. Entre todos empezamos a compartir nuestros escritos y estimular nuestra creatividad literaria. Al cabo de casi dos años, esa reunión  de desconocidos, es hoy un grupo de estupendos amigos que trascienden la edad, el estado civil, creencias religiosas, ideas políticas, y nacionalidades, por lo que quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerle a todos ellos su amistad y calidad humana. Amigos del corazón, estoy orgulloso de encontrarme entre vosotros; como también lo estoy de sentirme parte de Guardamar, que tan entrañablemente nos ha acogido. Gracias amigos.
   Juan Calderón, como dice uno de los sonetos de su autoría, titulado "La chistera prodigiosa",  es el gran mago Don Pedro Polvorilla, y en su chistera pueden aparecer las cosas más sorpresivas para quienes le rodeamos. Así, como si de un truco de magia se tratase, Juan imagina y escribe sus poemas, cuentos y relatos, inspirado por el entorno y los condicionantes sociales que nos envuelven. En este caso ha trasladado su obra a Guardamar del Segura, aunque los argumentos de los relatos que la conforman sean imaginarios. 

   Y ahora, sin más preámbulos, quiero pasar a  presentarles este nuevo miembro de la familia literaria del autor. El libro lleva por título "Cuando duerme Guardamar". Es un homenaje a este maravilloso lugar donde la naturaleza nos abraza, pone paz a nuestras vidas y nos llena de energía. También es un homenaje a sus gentes. En Guardamar, pasan muchas cosas, y cuando cae la tarde, la mente inquieta del escritor Juan Calderón, es asaltada por multitud de historias que germinan con el devenir cotidiano.

   El libro, prologado por el reconocido escritor sueco-cubano Antonio Álvarez Gil, al que la Tertulia Literaria de Guardamar tiene la suerte de contar entre sus miembros, se estructura en cuatro partes, aglutinando la temática más o menos común de sus historias. La primera de ellas se titula "Playas de mar abierto", y tiene como telón de fondo varias de las playas de Guardamar del Segura. Unos relatos bañados por las salobres aguas mediterráneas, que salpican humor, ternura, misterio, sensualidad y costumbrismo. La segunda parte, titulada "Callejones del erotismo", nos envuelve en tres tórridas historias, de un erotismo exponencial en sus variadas vertientes. Hay toros, monaguillos, y escapadas a Madrid para tomar el metro. Después de este periplo, el autor nos conduce a los "Rincones oscuros del amor". Como todo en la vida, las relaciones humanas amorosas también tienen sus particulares matices. Y el oro, muchas veces, se hace sombra de proporciones siniestras. La diversidad sexual es una realidad tan cotidiana como inaceptada en multitud de ocasiones. Juan, pone de manifiesto en esta sección, una reflexión ante estas diferentes formas de vivir la sexualidad.

   La última parte del libro, denominada como “Ruta con baches”, revela situaciones cotidianas y sociales, esos inconvenientes que con frecuencia encontramos en el camino para dificultarnos el viaje, y que a veces se tornan inverosímiles en la forma personal y chispeante del autor.   

   Como dice el prologuista, Antonio Álvarez Gil: "Cierto que Juan escribe no sólo de lo que le molesta o de lo que quisiera reformar en la sociedad. Su fantasía remonta el vuelo y lo eleva a espacios llenos de belleza y ternura, aunque también es capaz de bajar a los infiernos y transitar caminos lúgubres, sembrados de escenas que pueden resultar chocantes o herir la sensibilidad de quien las lea. Pero incluso en ellos se puede encontrar el lado hermoso de las cosas".  

   Y para no cansarles más con mi disertación, voy a finalizar recomendándoles la lectura este libro de historias singulares, aromadas de poesía, para que lo disfruten en la paz de este maravilloso enclave que es Guardamar del Segura, entre los pinos, sobre la dorada arena de sus playas, o en la intimidad de su hogar, a solas, con el convencimiento de que "Cuando duerme Guardamar" les va a dejar un buen sabor de boca.
   Muchas gracias por su atención. Y ahora paso la palabra al autor.
                                                                           Javier Bueno Jiménez 





La Televisión Municipal, filmó el acto
La Coral "Aromas de Guardamar" dirigido por Jesús Aldeguer interpretó dos temas "Pueblo gentil" de su presidente Antonio Roca, y "Manuela la boticaria" de Juan Calderón
Vídeo "Pueblo gentil" (Coral "Aromas de Guardamar")


Vídeo "Manuela la boticaria" (Coral "Aromas de Guardamar")

Coral Aromas de Guardamar ( A la izquierda su director Jesús Aldeguer )
Encarnita Rubio lee un poema en nombre de la tertulia y Loli Tobarra le hace entrega de un centro de plantas obsequio de los compañeros de la Tertulia Literaria.