"DE SEIS A OCHO" (Cuaderno Literario de La Tertulia Literaria de Guardamar)

sábado, 19 de diciembre de 2015

"TERNERA TERIYAKI" DE JAVIER BUENO JIMÉNEZ DE LA TERTULIA LITERARIA DE GUARDAMAR, RELATO PUBLICADO POR EL PERIÓDICO GUARDAMAR DIGITAL EL 16-12-2015

16-12-2015


Ternera Teriyaki

Pedro se había pasado toda la semana rondando a Laura, una chica nueva del departamento de postventas que tenía locos a todos los “tíos” de la compañía. Era conocida por “ La dama de Shangai”, debido a su afición por la comida oriental. Todos los días en que se quedaba a comer en la oficina no fallaba “ Tele Sushi” y té verde con miel. Pedro planeaba invitarla a una cenita íntima en un japonés recién inaugurado,  luego unas copitas en un pub de moda, la última  en casita, y .... bueno el no estaba nada mal. Ante la propuesta de ir al ”Mikado lounge”, Laura no pudo resistirse. Por fin llegó el día. Una chica menudita con sonrisa programada les acomodó en una mesa para dos. Había en total una docena de mesas, de las cuales ocho ya estaban ocupadas. Seguidamente, les entregó sendos abanicos de color negro. Pedro se apresuró a decir:
-       Gracias, yo no tengo calor
-       No, señor, no calor, abrir abanico, abanico ser carta para ver comida.
-       Que torpe, sí claro je je...
-       Puedo recomendarle la ternera Teriyakí especialidad del chef
-       Ternera, no, va a ser demasiada carne esta noche je.. je..
A lo que Laura replicó
-       ¿Que quieres decir? Me parece que tienes una gracia un poco patosa
-       No mujer, es una tontería, pide tú que tienes mas costumbre
-       Pues tráiganos un menú degustación, así lo probamos todo
-       Está bien señores, muchas gracias.
Pedro se quedó un poco desconcertado, pensando que había hecho el ridículo. Bajo la vista y bebió un poco de agua. De pronto su cara, experimentó una profunda transformación de sorpresa y angustia. Laura le preguntó asustada.
-       ¿Qué pasa?
-       Habla bajo, pasa que han entrado dos tíos con la cara tapada con una media, que veo una pis... pis... pistola y el otro lleva un cuchillo de monte. ¡No te muevas!.... ni te des la vuelta. Coño... coño... mierda.
De pronto una voz se alzó y gritó:
-       Estén tranquilos, si colaboran no pasará nada, solo queremos los objetos de valor que puedan llevar encima. Si no hacen ninguna tontería nadie saldrá perjudicado. Ahora vayan bajando por la escalera a los aseos y quédense desnudos.
Los gritos empezaron a sucederse.
¡Hay mi cadena de oro!, la que fue de mi madre, a mi no me la quitan, yo me la trago, yo me la trago..
-       Pero que dices, ¡chalada! Te quieres ahogar
-       Yo no me quito la ropa, sinvergüenzas
-       ¡Pilar, guárdate el anillo ahí!
-       Ahí ¿Dónde?
-       ¡Dentro del coño! Joder...
-       ¡Que basto eres! Ni en público te moderas, eres un asqueroso!
-       Dios mío que noche, a mí me da un ataque, ¡Que mala me estoy poniendo! Hay que mala, no puedo respirar.
-       Manolo, Manolo... me he hecho pis, que vergüenza con lo limpia que soy yo.
-       En la cisterna, quita la tapa y vamos ha echar los billetes dentro.
Los atracadores bajaron  con una bolsa de plástico, y pidieron a todos que echaran dentro los bolsos y carteras. Y que se metieran todos en los dos servicios y no salieran hasta pasados diez minutos.
-       Pero si no cabemos, es imposible
-       ¡Ayyyy! Que calor, no se puede respirar, creo que voy a vomitar
-       Ni se le ocurra vomitar
-       Es la última vez que vengo a un sitio pequeño a comer, cuando quieras cenar fuera de casa al “MacDonals”
Pasados diez minutos, fueron saliendo del local. Pedro le dijo a Marta si quería ir a su casa aunque fuera a tomar una tila. Marta le dijo a Pedro que en una larga temporada no saldría a cenar fuera de casa. Un buen video, “Telepizza” y cualquier cosa.     
                                                                                            
Javier Bueno Jiménez               


miércoles, 2 de diciembre de 2015

"LA BAILAORA PEREGRINA" POEMA DE JUAN CALDERÓN MATADOR DE LA TERTULIA LITERARIA DE GUARDAMAR, PUBLICADO POR EL PERIÓDICO GUARDAMAR DIGITAL EL (02-12-2015)

(02-12-2015)
LA BAILAORA PEREGRINA                                               Juan Calderón Matador

La noche tejió en su frente
sueños con plumas y alas,
y quiso ser bailaora
cuando la luna le hablaba:

-Será en ciudades remotas,
mas vas a triunfar, muchacha.
Bebe mi copa de almíbar
que es muy dulce y no emborracha.

Y corrieron como niños
los lunares de su bata,
llenándole los volantes
de algarabía temprana.

Antes de cantar los gallos,
de su casa se alejaba
con maleta de ilusiones
que la luna le llenara.

La niña miró hacia atrás,
vio el puente de su Triana,
más tarde miró hacia el río
y se fundió con el agua.

Allí lavó los recuerdos
para que la acompañaran,
y le pusieran jazmines
al óvalo de su cara.

Con su bolsa de quimeras
a enhebrar caminos marcha
con hilo de sueños verdes
bordados de madrugada.

Pero el polvo del viaje,
en la piel, que el sol abrasa,
le fue cosiendo senderos
de sinsabores que matan.

Y bajo un cielo de copla,
la bailaora levanta,
como mimbres cimbreantes,
sus brazos, que son guirnaldas,



donde vienen a posarse
los gorriones del alba,
entre quejíos azules,
y lágrimas de guitarra.


Pregunta el astro nocturno:
-Dime, niña, ¿qué te pasa?
-Que me devora la fiebre,
y enferma estoy de añoranza.

Huele a flores de azahar
el mantoncillo en mi espalda,
el repique de palillos
es un patio con naranjas,

mi peina es el Giraldillo,
Guadalquivir es mi enagua,
y Parque de María Luisa
las palmas que me acompañan,

que cuando quiebro mi talle,
quien se quiebra es la Giralda,
y al hablar mi taconeo
es Sevilla la que habla.

-Niña, llegó tu momento,
ahora estás preparada
para vestirnos de baile
la noche y la madrugada.

La peregrina danzó
al escuchar sus palabras
y de los brazos salieron
el corazón y la entraña.

Al ver tanto poderío,
tanto arte, tanta alma,
tanto sentimiento al aire
naciendo bajo su bata,

las estrellas se asomaron
en el cielo a las barandas,
y luego se hicieron oro
alrededor de su danza.



martes, 1 de diciembre de 2015

BIANCA APARICIO VINSONNEAU DE LA TERTULIA LITERARIA DE GUARDAMAR ES ENTREVISTADA EN RTVE 24H. SOBRE SU NOVELA "LAS SOMBRAS DE ÁFRICA"

   
   
     

 
              

domingo, 29 de noviembre de 2015

"EL ESPINO DEL PÁRAMO", RELATO DE LEO NISTAL DE LA TERTULIA LITERARIA DE GUARDAMAR. PUBLICADO POR EL PERIÓDICO GUARDAMAR DIGITAL (04-11-2015)


EL ESPINO DEL PÁRAMO                                                           Leo Nistal



Había una vez un espino en una pequeña loma que separaba dos valles nada profundos en un páramo llano, que por alguna razón nació y creció durante cientos de años y nunca se conoció su edad.
         Lo descubrí en mi niñez. Fue en otoño, una tarde de cielo claro cuando ya las montañas leonesas tenían corona blanca y corría en la llanura un poco el viento helador. No le quedaba ninguna hoja, sólo unas duras y largas espinas en sus tallos color lagartija.
         Nunca  pude explicarme el motivo de su nacimiento en aquel paraje, pues en la primavera las pocas hierbas que nacían cerca del espino a duras penas duraban un solo día, tal era la pobreza del terruño.
         En el momento de su plenitud dicho espino tenía unas hojas llamadas “lengua de pajarito” que se pegaban al tallo y sus brotes eran del tamaño de un botón de camisa. Todas las plantas y los insectos parecían separarse de él, las hormigas fabricaban sus cuevas un poco alejadas y nunca se supo que algún pájaro anidara en su cercanía, hasta a las urracas  jamás se las escuchó graznar cuando  volaban por encima de él.
         Una mañana, al amanecer, cuando un rebaño de ovejas deambulaba por allí, el pastor encontró gotas de sangre alrededor del espino. Largo rato estuvo pensando, pues por aquella parte del páramo hacía días que no venía nadie, tan sólo las ovejas y él, camino del redil.
         ─Esta sangre parece fresca, pensó. Tengo que averiguar lo que ocurre, esto ya lo he visto otras veces.
         Transcurría el tiempo y el pastor seguía en su incertidumbre. Una noche en la que esperaba el parto de unas ovejas, decidió quedarse a dormir en la majada. Avanzada la noche despertó al sonar de las cencerras de sus ovejas, éstas se movían inquietas. Se arrebujó bien en la capa y salió para ver qué pasaba.
 En el silencio de la noche se escuchaban unos lamentos  hacia donde estaba el espino y de aquella parte llegaba un olor a azufre. Temeroso, entró en el redil y nuevamente se envolvió en su capa para dormir.
A la mañana siguiente pasó con su ganado junto al espino y observó cómo esta vez la sangre estaba aún más fresca y las púas del espino tenían restos de piel y pelos  ensangrentados.
El pastor lo contó a su familia y ellos creyeron que había soñado, pues el hombre tenía poca fama de sabio...
Pasado un cuarto de siglo uno de sus vástagos recordó aquella historia. El pastor había muerto y su rebaño desapareció. Ya no quedaba en pie ni siquiera el redil que habían fabricado de piedras y tierra. Un atardecer de verano el hijo del pastor caminó por el campo en busca de aquella historia almacenada en su recuerdo.
El espino estaba en el mismo sitio, había crecido muy poco. Seguía enseñando sus duras espinas amenazantes. Ahora estaba seco porque era el final del verano y el hombre observó cómo  estaba ligeramente inclinado hacia el sur por el castigo de los vientos del norte que soplan en el páramo.
Azuzado por la curiosidad, estudió la manera de vigilar durante unas cuantas noches bien envuelto en una manta. Lo que contempló le dejó pasmado.
Al rayar la media noche notó un fuerte olor a azufre y vio unos ojos fosforescentes brillar en la oscuridad. En aquella soledad observó temeroso cómo el demonio del páramo visitaba el espino para martirizar su conciencia, su espíritu y sus carnes, por no haber sido durante los últimos tiempos tan malo como debiera y pagarlo con su sangre y su piel sin una sola queja. Él regaba el espino con su sangre y con los sudores que los pinchazos de sus espinas le costaban.